Lo conozco hace muchos años: pintor, amante del arte primitivo y músico. Tal vez olvide alguna faceta más. Cómodamente sentados en su casa, rodeados de cuadros y piezas africanas, algo de los Stones en low speak…
¿Qué sientes cuando ves un objeto de arte primitivo?
De entrada me dejo llevar por su fuerza, expresión y significado. Luego me detengo en la forma y la materia. Contemplo el objeto en su totalidad, pero son los detalles los que me provocan una sensación especial.
¿Cómo definirías esa sensación?
Es como una aproximación a aquel momento en que estaban en uso y transmitían plenamente lo que quería representar: un dios, un espíritu, un ritual o un sacrificio.
¿Podríamos decir que ante un objeto con un determinado aspecto, bien por el material del que está hecho, o bien por su pátina de uso, como la de aquellos objetos que tienen una superficie con sangre seca, aceites o mijo, etcétera, te dejas inspirar o transportar en el tiempo para experimentar su transformación…?
Algo así, es precisamente el poder de evocar que tienen esos objetos lo que más me atrae de ellos.
¿Cómo consigues sintetizar lo más representativo de una pieza? Me refiero al mensaje plástico desde un punto de vista artístico, no etnográfico.
No sabría realmente explicarlo. Creo que de esa sensación de la que hablamos extraigo un mensaje que se convierte en la forma, el color y el tratamiento. Es algo intuitivo.
Pese a que hace muchos años que nos conocemos, sabes que fue para mí una gran sorpresa esta cualidad tuya. Siempre he admirado a aquellas personas capaces de plasmar lo que piensan y emocionar a los que lo contemplan, y sin duda tú tienes esa virtud. He visto obra tuya de primera época y es básicamente figurativa. Sin duda muy expresionista y con mucha fuerza. en especial me interesan mucho tus trazos decisivos y el juego con el color: atrevido y nada convencional. ¿cuándo decides evolucionar hacia la materia y buscar soluciones más agresivas y a la vez más minimalistas?
Simplemente creo que no lo decido. Sucede. Seguramente tiene alguna influencia mi evolución en la pintura con mi evolución en el mundo de las artes primitivas. A medida que voy conociendo más esas culturas, voy enriqueciendo esas ideas y las sensaciones de las que hablábamos. Cuanto más conoces, más vibraciones percibes. Luego las transformas y modelas.
Una hora larga después de hablar con él, me doy perfecta cuenta de que estoy ante un artista auténtico. Cuando digo auténtico incluyo muchas cosas, en especial la honestidad de su obra y la libertad de su ejecución. No está sujeto a ninguna tendencia ni a ninguna influencia. Pinta, o mejor, transforma una superficie vacía en una superficie matérica llena de símbolos. Lo imagino levantando la vista hacia una máscara o una escultura y con un pincel en la mano lograr en un instante la conexión con ese mundo lleno de misterios, y captar sólo las verdaderas señales plásticas que sintetizan lo fundamental del objeto en cuestión. Se precisa una capacidad especial para ver lo oculto, lo que los demás no vemos, convertirlo en trazos, colores y materias; reconstruir esos pensamientos en algo tangible y colocarlo debidamente sobre un lienzo para que pueda ser contemplado. Creo que Eugeni Verdú es un artista alquimista.
Es muy importante resaltar su búsqueda por la forma y la materia, pero es aún más importante destacar su hallazgo de lo mágico. De lo intrínseco, del mensaje más allá de la estética, de lo que realmente nos emociona y nos perturba. Cuando observo una de sus obras, no puedo evitar sentir una inquietud, es una especie de convencimiento de que pese a su síntesis pictórica, cuanto más observe su trabajo más cosas voy a descubrir. No basta con ver lo sorprendente que son sus trabajos, lo realmente importante es descifrarlos.
Es el reto de la obra de Eugeni Verdú. Es un mago de la pintura, capaz de actualizar un glifo de los mayas o los ojos de una máscara Fang. De reducir una máscara Songye a unos pocos trazos: los justos y precisos. De sobreponer materia sobre color o excluir color con extrañas veladuras, de recrear texturas étnicas con técnicas contemporáneas sin perder el concepto. Se llega a ver cosas en sus cuadros que es imposible ver en el modelo original. Es capaz de encontrar ese pequeño detalle en donde reside el «secreto», aislarlo, solarizar su color y transformar su forma, materializarlo o desmaterializarlo, pero siempre conservando íntegra esa carga mágica que esconde el objeto. Tiene la capacidad de aproximarnos al origen de esas culturas sin movernos del siglo xxi. No cabe duda de que es toda una experiencia nueva y distinta. No se trata del arte por el arte, es más bien el arte por lo desconocido, donde nada es gratuito ni fácil. El arte de lo que existe y no vemos. Contemplar sus cuadros es dejarse llevar por las sensaciones.